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Venerable P. Bruno Martínez Sacedo Sch. P. CAMINO HACIA LA BEATIFICACIÓN

PASÓ POR EL MUNDO HACIENDO EL BIEN



¿Quién es el P. Bruno Martínez?

El padre Bruno fue un escolapio de la Provincia de Valencia, nació el día 9 de noviembre de 1907 en Moscardón (Teruel, España). Vivió sus 41 años de sacerdocio escolapio primero en España, 20 años, y luego en Nicaragua, 21 años.
El 19 de marzo de 1922 ingresó en el Postulantado de la Masía del Pilar, recibiendo la Ordenación Sacerdotal el 24 de septiembre de 1932.
Estuvo dos años como maestro en el Colegio Escolapio de Albarracín, dos como profesor en el Teologado de Albelda, 13 como responsable del Postulantado en la Masía del Pilar, Valencia, y luego como Maestro de Novicios en el mismo lugar. Fue Rector en el Colegio Escuelas Pías de Gandía durante 3 años.
Su formación académica y espiritual tuvo su momento de alegría, el 25 de septiembre de 1932, a los 24 años, diez meses y 16 días de haber nacido, cuando cantó su Primera Misa Solemne, en medio del júbilo de su pueblo pobre; un día antes había sido ordenado sacerdote en la ciudad de Teruel capital de la Provincia.
Su sencillez de carácter trascendía todos los actos de su vida, siempre usaba solamente un par de zapatos, no hay para qué tener más, si sólo uno es necesario, podría haber pensado, y en realidad así es. Nunca tuvo un reloj propio, salía de su habitación a ver la hora que marcaba el que estaba en la pared de la comunidad. Era pobre de cosas personales, para vivir con intensidad su amor a Cristo, no necesitaba de nada más que su inmenso amor a Dios, su sencillez y su intensa vida espiritual.

¿Cómo llegó a managua?

Llegó a Managua el 9 de septiembre de 1952, poco tiempo antes de cumplir 45 años de edad. Llegó "de modo bien evangélico”, sin alforjas ni medios materiales, con que desenvolverse como Él mismo lo dijo y escribió.
Desde aquel día su quehacer fue infatigable, ideando y trabajando; como decimos en Nicaragua: “a puro Corazón de Jesús”, Sirviendo en la comunidad como Rector y en el Colegió como Director; en las parroquias como cura de a pie y predicador iluminado; en el campo como misionero y en las aulas como Maestro y en el confesionario como Padre Espiritual lleno de ternura, en definitiva, un sacerdote Escolapio de ñeque, de los que  soñaba San José de Calasanz en sus cartas y sus diversos escritos constitucionales.

Llegó a Managua como Superior, en cuyo cargo permanecería hasta 1960. Como Superior de Managua hizo lo posible y lo imposible para sustituir el viejo edificio que servía de colegio por otro edificado de planta, cuya primera fase fue inaugurada oficialmente el día 23 de diciembre de 1956, y la segunda al iniciar el curso de 1959; se esforzó desde el primer momento para encontrar respuesta a una de sus grandes preocupaciones: los niños pobres. El curso 1953-1954 se abría el primer grado de Primaria con 45 niños gratuitos, y no paró hasta completar para ellos los seis grados de primaria; pero viendo que estos niños salían a los 12 ó 13 años y tenían que trabajar por la situación familiar hizo esfuerzos ingentes para fundar una escuela gratuita nocturna de comercio para los chicos que trabajaban durante el día.

¿Qué sucediÓ el 23 de diciembre de 1972?

El 23 de diciembre de 1956 se inauguraba solemnemente la primera fase del Colegio Calasanz de Managua; se trataba de una elegante y funcional edificación de cuatro pisos; el 23 de diciembre de 1972 un terremoto la dejaba convertida en un montón de escombros de cuatro metros de altura. Varios de los religiosos de la Comunidad quedaron enterrados en los escombros, entre ellos el P. Bruno Martínez, que había sido el impulsor y animador de la obra. Una semana después, 29 de diciembre, a consecuencia de las tremendas heridas recibidas, moría en la Clínica San José de León acompañado de sus hermanos escolapios.

Sobre su muerte diría pocos días después SER. Miguel Obando y Bravo, Arzobispo de Managua: «Al P. Bruno tuve la inmensa suerte de tenerle como confesor, y puedo decir que ha sido la mejor ofrenda ofrecida a Dios en el terremoto de Managua de 1972».

¿Cómo FUE LA ÚLTIMA MISA DEL P. Bruno Martínez?

El padre José Julio Mínguez cuenta lo sucedido la noche del jueves 28 de diciembre, cuando el padre Bruno insistió en oficiar una Misa en responso por un ex alumno que había fallecido. Dijo el padre Bruno al padre Caudeli:
- Vamos a celebrar la Misa.
- Padre, después la celebramos. Ahora necesita descansar.
- Es la hora, vamos a empezar.

- Como le parezca. 
- En el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo
- Amén
- Hermanos, antes de celebrar los sagrados misterios, pidamos perdón de nuestros pecados. Señor, ten piedad.
- No cante, padre, que la Misa es rezada.
- Ah, bueno.
Al no tener el libro de las lecturas, recitó de memoria Macabeos 12, 43-46 y Juan 12, 23-28 y prosiguió con el sermón.
- Padre, acabe el sermón.
Continuó con el Padrenuestro, llegó a la Comunión, cumplió con todo menos con sumir la Hostia y al advertirlo dijo al padre Caudeli:
- No está.
- No, padre. Usted me enseñó cuando yo era pequeño, que el Señor, también venía por la Comunión espiritual.
- Sí, es cierto.
- La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo… dijo a todos. Podéis ir en paz.

Esa noche fue terrible. Se fue agravando tanto que se le tuvo que practicar una transfusión de sangre, se le dio la Unción de los Enfermos, y algunos religiosos recitaban oraciones pidiendo por su mejoría.
El gran Bruno Martínez, “Benitín”, como le apodaron en aquellos años 50 cuando llegó a Nicaragua, fallecía a las 4:45 de la mañana del viernes 29 de diciembre, una semana después del trágico suceso del terremoto.

proceso de beatificación

El padre misionero español Bruno Martínez Sacedo, quien realizó una obra misionera en Nicaragua, muy pronto podría ser beatificado por su entrega al Evangelio y su espíritu solidario con los más pobres.

La “Positio”, documento que prueba las virtudes del misionero valenciano, padre Bruno Martínez Sacedo, fue entregada recientemente al Arzobispo de Valencia, monseñor Agustín García-Gascó, para ser examinada en el Vaticano por la Congregación para la Causa de los Santos, con lo que el proceso de canonización del religioso escolapio entra a su fase final.



TESTIMONIO

La familia Díaz Brenes que también quedó atrapada, declaró durante el proceso de beatificación que “después de rezar fervientemente bajo los escombros, se les presentó el padre Bruno para mostrarles la salida, y poco después pudieron ser rescatados sanos y salvos”. Sin embargo, al salir el misionero no estaba “porque se encontraba en un hospital herido”.
Las fuentes afirman que en Managua “muchos se encomiendan a él por su fama de persona santa y entregada sin descanso a las personas pobres, especialmente a los niños”.
Son muchas las almas que se encomiendan a su intercesión y dan gracias por sus beneficios.

P. Bruno Martínez, Ruega por nosotros

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