Angustias de los moribundos que descuidaron su salvación.

"Como los Santos en toda su vida no pensaron en otra cosa que en dar gusto a Dios y hacerse santos, esperan con gran confianza la muerte, que los libra de las miserias y de los peligros de la vida presente, y los une perfectamente con Dios. Pero el que no piensa sino en satisfacer sus propios apetitos, y en vivir cómodamente, sin encomendarse a Dios, y sin pensar en la cuenta que debe darle un día, ¿ como ha de poder esperar la muerte con tranquilidad ? ¡Que dignos de compasión son los pecadores! Ellos lanzan de sí la idea de la muerte cuando la tienen cerca, y solamente piensan en vivir alegremente como si nunca hubiesen de morir; pero no tienen presente que a cada uno ha de llegar su fin (Ezech. 7, 2.). Y cuando este llegue, cada cual cogerá aquello que sembró, como dice San Pablo (Gal. 6, 8.). El que haya sembrado obras santas, cogerá premios y vida eterna; y el que haya sembrado obras malas, cogerá castigos y eterna muerte."

(San Alfonso María de Ligorio)