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Solemnidad de Cristo Rey


¡Viva Cristo Rey!

"Yo soy Rey. Para esto nací, para esto vine al mundo, para ser testigo de la Verdad" (Jn 18, 36-37). 

Con la Solemnidad de Cristo Rey, la Iglesia Católica concluye el Año Litúrgico recordando a los fieles y al mundo que nadie y ninguna ley está por encima de Dios.


Un poco de historia


El Papa Pio XI, el 11 de diciembre de 1925, instituyó la Solemnidad de Cristo Rey con el objetivo de recordar la soberanía universal de Jesucristo y la centralidad de Cristo en la historia. Él es el alfa y el omega, el principio y el fin. De este modo, celebramos que Cristo reina en las personas con su mensaje de amor, de justicia y servicio, y proclamamos que el Reino de Cristo es eterno y universal, es decir, para siempre y para todos los hombres. Así, le reconocemos Señor supremo del cielo y de la tierra, de la Iglesia y de nuestras almas.


¿Qué significa para nosotros celebrar la fiesta de Cristo Rey?


Es importante celebrar la fiesta de Cristo Rey. No solo para reconocer que Cristo es Rey de cielos y tierra, sino para permitirle que Él reine en nuestra sociedad, en nuestras familias, en nuestra propia vida, en nuestra mente y corazón. Ahí es desde donde Cristo quiere reinar.
Si Cristo reina en nuestras mentes y corazones, tendremos los mismos senti-mientos y pensamientos de Cristo y, en consecuencia, actuaremos y viviremos como Cristo para así, con Cristo y en Cristo poder ser instrumentos de su gracia y promover su reino en el lugar de trabajo, en el hogar, en la escuela, en la calle y en todo ambiente donde ordinariamente nos desenvolvemos. De este modo, difundiremos con nuestro testimonio el Reino de amor, esperanza, verdad, justicia y paz. Esa paz que tanto necesitamos actualmente en nuestros corazones y en el mundo entero.


¡Viva Cristo Rey!

A lo largo de la historia hay innumerables testimonios de cristianos que han dado su vida por Cristo confesándolo como el Rey de sus vidas. Un ejemplo son los mártires de la guerra cristera en México durante los años 20, quienes por defender su fe, fueron perseguidos y todos ellos murieron gritando “¡Viva Cristo Rey!”.
La posibilidad de alcanzar el Reino de Dios fue establecida por Jesucristo, al dejarnos el Espíritu Santo que nos concede las gracias necesarias para lograr la Santidad y transformar el mundo en el amor. Ésa es la misión que le dejó Jesús a la Iglesia al establecer su Reino.
Dios te bendiga.




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